domingo, 4 de abril de 2010

Empezando

de a poco voy dejando de lado los dias de contar....si contar que dia vino y cuantos pasaron, al principio no lo hacia y hacerlo ahora evidencia que los sentimientos han florecido con un verano ya terminado y un otoño de estreno..que mala diagramacion de los astros, definitivamente. No lo vivo tan a lo telenovela como fue lo del pelado, eso si que lo hice melodramatico, aún recuerdo mis lagrimas en su vereda suplicando más tiempo.....más tiempo? si más tiempo para que no me abandone, el tenia que darse cuenta de que me queriaaaaaaaaaa (según yo), ahora me doy cuenta que si se necesitaba mas tiempo era para que yo aceptara que no me tenia nadita de amor. 
Esa pesadilla de cuasi-amor todavia me acompaña, es como el top de las rupturas asi que cuando me sucede algo similar la saco para hacerla competir en mi ranking y me doy cuenta que sigue puesto N° 1 eso me dolio hasta los huesos, recuerdo llorar de la manera que lloro cuando la vida de alguién se pone en peligro, con esos sollozitos que hacen salir el corazón del pecho.......ahora esto es como una pequeña molestia, de sentir que me ocupo cuando él no se ocupa y aunque no difiere en nada de como arranco la historia ahora es cuando me molesta porque agarre la moto de la ilusión y voy manejando en el camino de la posible felicidad, gran error conducir cuando no se tiene registro. 
Supongo que la caminera de las historias de amor ya me detuvo porque deje de sentirme feliz para sentirme incomoda, esa incomodez que genera cuando algo no esta bien, y se viene lentamente aceptando. A veces me concentro tanto en mi trabajo que parece que el no existe pero no puedo tener la mente trabajando todo el día asi que me acechan las conjeturas, y especular es una perdida de tiempo.
el otro dia lei una nota de Dante Spinetta en mi desayunar obsesivo con el diario, y él hablaba de que haciendo su disco se habia separado y yo pensé (por una común notita periodistica) en cuanto uno busca encontrar a una persona como si encontrarla nos asegurara preservarla. 
El amor no tiene garantia de nada, ni de tiempo, fidelidad o respeto, es cada vez la gran utopia de quienes pensamos enamorarnos para siempre. 

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