martes, 10 de noviembre de 2009

-Una Vez-


Sus manos entre mis manos, parecen ser dos veces las mias, me rodea con el brazo y su boca recorre mi cuerpo. Mis ojos se posan en su blancura, siento su peso sobre mi y comienza a desnudarme. La luna entra por la ventana y será la unica testigo del deseo.

Su piel contrasta con la mia y en esa mezcla nos confundimos con un mismo ser en café con leche, su dulzura me saca de contexto y de a poco voy haciendo los besos más prolongados en su espalda, él sabe entregarse.

Nuestros cuerpos juegan al placer y cada uno toma su turno mientras el otro siente como es llevado al más alla, nuestra intimidad unida nos hará llegar al final.

Mi mente quiere interrumpir el momento haciéndome sentir inferior pero mi fogosidad saca la espada de la valentia y logro dejarla fuera de la habitación, se merece la mujer perfecta pero él es casi perfecto y yo le gusto.