domingo, 2 de noviembre de 2008

un Amor No Correspondido


Me costo sacarlo de mi vida.
Me llevo mucho tiempo levantarme sin el deseo de que me quiera, que se de cuenta que si me quería, que queria hacer una vida conmigo pero ese deseo nunca llego a ser real, no hubo final feliz.
Cuando lo conocí yo tenia 24 años y el 35, no me gusto al principio, pero me hacia reir y cuando lo empecé a mirar como hombre (salvo el detalle de la pelada) era lindo. Reconozco que el me sedujo pero yo fui la que se lo levanto (o no Pelado?)
Yo fui la que insistió hasta que el cayo a mi, yo era tan de ir para adelante en esa edad, a mi me gustaba alguien y yo se lo hacia notar y de alguna forma el momento y el lugar se daban.
El me atraía mucho. Su hombría, su seguridad, la forma de hablar, los chistes y su manera tan única de hacerme frente, de discutir.
Fue todo tan fuerte
las llamadas de madrugadas,
los encuentros a escondidas,
la manera tan desubicada de hacer el amor,
las palabras calientes
la necesidad de someter al otro.
Hasta que a mi cuerpo lo empezó a acompañar mi corazón y ahí todo cambio.
Ese irse de el y ese esperar mío que nunca se encontraron.
Me costo entender porque un hombre que me llevaba 11 años era tan resentido con el amor, que era lo que hacia que el amor se viera tan diferente a esa edad.
No podía manejar su forma de necesitarme y a la vez de dejarme como si nada. Su contraria forma de buscarme y de hacerme esperar, de olvidarme.
Son los recuerdos de amor que guarde y los malos que supere los que me salvaron de convertirme en una resentida de amor, cuando se va entendiendo que los años no vienen solos, que hay heridas que permanecen abiertas pero que ya no sangran.
Hoy ya no pesan las lagrimas, la desolación de cuando le dije que lo queria y no dijo nada, la rabia de las esperas, de los llamados que no respondió.
Admito que perdí la dignidad por su amor (ya sin avergonzarme) porque hoy me sirve para saber que limites tengo. Se que en su memoria quedaran mis llantos telefónicos, y mis palabras de amor y dolor quizás en las hojas que le di.
Deje de ser la de 24 que amaba sin medir, que queria y queria. Hoy no le insisto al amor y ya no me involucro con los hombres que les gusta sentir el amor pero que no se atreven a conservarlo.
En los años que me acompaño nadie me conoció sin nombrarlo por más que nunca se mostró conmigo, por más que su imagen fue un auto Bordo con vidrios polarizados al que yo me subía mientras agitaba una mano como quien se va a la montaña de la felicidad.
Dios como lo quise, como creí que el también me queria, que sabia con quien hacia el amor que ese era el verdadero hombre, ese era el real y cuando lo deje aun sentía que yo lo había conocido, solo después de un año de no verlo entendí que en eso me había equivocado pero eso es otro dolor y a los dolores ya los menciones antes así que no vale anexarle uno que no va a cambiar nada.
Esta historia empezó feliz, tuvo un desenlace dramático pero me hizo una mujer, pude saltar el resentimiento, vinieron historias por consecuencia de esta historia fallida que me hacen ver que se ama, se siente morir pero se sigue viviendo y que depende de uno de que color va a ser la vida después.